13 de noviembre de 2012

Vacances en la France: del 10 al 25 de agosto de 2012. Quinta y última parte: Playas del Desembarco y vuelta a casa

Últimos días del viaje y comenzaba nuestro recorrido por Normandía. Todavía no nos habíamos terminado de despedir de Saint Michel cuando tuvimos, casi por casualidad, el primer acercamiento a la memoria de la batalla de Normandía: el cementerio alemán de Mont-de-Huisnes. Sin ser el más grande de la zona, aquí se encuentran enterrados casi doce mil soldados alemanes. La mayoría de ellos eran más jovenes que nosotros. Recorriendo este tipo de lugares es donde uno se da cuenta de la enorme tragedia y sinsentido de las malditas guerras.

Apenas visitantes en Mont-de-Huisnes










Después de esta emocionante visita seguimos recorriendo la ruta costera (despidiéndonos definitivamente de la bahía de Saint Michel) hasta la ciudad de Coutances, donde paramos para estirar un poco las piernas y dar un paseo por su centro histórico, con su maravillosa catedral y un ayuntamiento la mar de decorado.

Catedral Gótico-Normanda de Coutances
Que no le falte una bandera!
Y desde aquí nos dirijimos hasta la costa este de la península de Cotentin. A medida que nos ibamos acercando, comenzábamos a ver numerosos recuerdos de los sucesos ocurridos en junio de 1944 en toda esta zona. Y es que la historia no está solo en las famosísimas playas del Desembarco, sino también en todos los pueblos y campos cercanos, por los que se adentraron los soldados aliados, y que ahora estábamos recorriendo en dirección a la playa de Utah, la más occidental de las 5 playas del desembarco.
Llegamos a esta playa ya a punto de anochecer, y elegimos el camping Le Cormoran para dormir, pegando a la playa, para empezar al día siguiente la ruta por los lugares más significativos del Desembarco.

Tanque americano junto al monumento Leclerc, en Utah Beach
Batería defensiva en la playa de Utah Beach
Desde el interior de la batería defensiva
Memorial de Utah Beach, con diferentes monumentos, placas y emocionantes recuerdos de la batalla
Tanque americano y uno de los famosísimos obstáculos (llamados "erizos") que los alemanes situaban en la playa para evitar el avance de embarcaciones y tanques
Después de recorrer Utah Beach, nos adentramos hacia el interior para visitar uno de los lugares más emocionantes de toda esta zona, el pueblo de Saint-Mère Eglise. En este pequeño pueblo cayeron muchos de los paracaidistas de la 82 división aerotransportada del ejército estadounidense, cuyo objetivo era asegurar la zona antes del desembarco propiamente dicho. Uno de estos paracaidistas, el sargento John Steele, quedó atrapado con su paracaidas en la torre de la iglesia, y se tuvo que hacer el muerto mientras veía como los soldados alemanes mataban a sus compañeros, y conseguían vencer en esta dura batalla. Finalmente, John Steele fue detenido, pero consiguió salvar la vida. De hecho, posteriormente logró huir y reincorporarse a la guerra.
 
Torre de la iglesia Saint-Mère Eglise y el recuerdo del paracaidista John Steele

Desde aquí nos fuimos hacia el este, para visitar el resto de las playas. Antes de llegar nos desviamos hacia la Pointe du Hoc, en el extremo occidental de la playa de Omaha. Se trata de un promontorio junto al mar, que fue asaltado por los norteamericanos, y donde se pueden observar numerosos cráteres originados por las bombas.

Mapa con todas las playas del desembarco, en Pointe du Hoc
Campos socavados por las bombas en Pointe du Hoc
Y ya por fin, Omaha Beach, quizá la más famosa de todas, y donde tuvieron lugar los combates más sangrientos y devastadores.

Omaha Beach
Siguiendo la carretera que recorre esta larguísima playa, nos encontramos con el cementerio estadounidense de Normandía, situado en un promontorio abierto al mar. Un lugar realmente emocionante, en el que están enterrados más de 9.000 soldados norteamericanos. Además del enorme cementerio, con sus cruces (y estrellas de David) perfectamente alineadas, hay un intersante museo y memorial.

Inmenso cementerio americano

Nuestro recorrido continuaba hacia el resto de playas, Gold y Sword (donde desembarcaron los soldados británicos) y Juno (donde desembarcaron los canadienses). En el camino encontramos muchos sitios interesantes:
Bateria de Longes-sur-Mer
Playa de Arromanches, en Gold Beach, con sus enormes bloques de hormigón, restos de lo que fue uno de los dos enormes puertos construídos en este pueblo, una vez los aliados habían conseguido tomar esta zona.

Intrépidos aventureros desembarcando en Normandía

Juno Beach
Tras un completísimo día, y tras una riquísima cena en Courseulles-Sur-Mer, junto a Juno Beach, nos despedimos de la costa normanda y comenzamos el camino de vuelta a casa, hacia el sur. Ya de noche, pasamos por el centro de Caen (capital de la Baja Normandía), aunque lo vimos sólo desde la furgo, porque teníamos que buscar un sitio para dormir (dejamos esta ciudad pendiente para el próximo viaje...). La idea era dormir en un camping en Falaise pero, para variar, estaba completamente cerrado. Buscamos algún "aire de camping-car" que indicaba nuestro gps cerca de allí, pero no encontramos nada interesante, aunque anduvimos por unas estrechas carreteras entre bosques que, en plena noche, daban bastante miedo. Volvimos a salir a la carretera general y finalmente dormimos en un "aire de camping-car" junto a un camping en Argentan.

A la mañana siguiente (tras una bronca del señor del camping por usar sus baños...) seguimos camino hacia el sur. Nos esperaba un largo día de viaje, recorriendo La France de norte a sur. Dos paradas principales, una en Sées, donde visitamos su hermosa catedral gótica normanda, y otra en un Mc Donalds a las afueras de Tours, para reponer fuerzas.

Catedral de Sées
Por fin llegamos al lugar que habíamos elegido para dormir, y para hacer un poco más de turismo: la ciudad de Cognac. Nos quedamos en un precioso camping junto al río Charente. Como llegamos relativamente pronto, cogimos nuestras bicis y nos fuimos a visitar Cognac: un paseo por sus muelles (donde están las bodegas del famosísimo cognac), el puente, las pequeñas y empinadas calles de la parte antigua, los restos de muralla, el parque del ayuntamiento, y finalmente una cena (un poquito accidentada) en el centro del Cognac más señorial.

Vista de Cognac desde el río Charente

Al día siguiente visitamos el museo del cognac y la tienda de una de las bodegas más importantes de la ciudad, en la que, cómo no, tuvimos que comprar el mejor recuerdo posible de este lugar.

Cognac añejo
Cognac moderno
Los viñedos de Cognac
El penúltimo día del viaje hicimos el trayecto entre Cognac y Hondarribia, donde dormimos junto a la playa en la que estuvimos en nuestro viaje de ida. La idea era dormir en San Juan de Luz, pero el área de autocaravanas estaba llena, así que decidimos dejar este precioso pueblo para alguna escapada de dos o tres días. En Hondarribia tuvimos la suerte de encontrarnos un mercado gastronómico junto al puerto, del cual dimos buena cuenta para cenar...

Area de autocaravanas de Hondarribia, junto a la playa
El último día de viaje, el sábado 25, amaneció lloviendo, quizá para compensar el buen tiempo que tuvimos por aquellas tierras del norte de Francia (cuya fama es de lluvia permanenete). Así que esta vez no pudimos disfrutar de la playa. Iniciamos pronto nuestra última etapa del viaje, ya por tierras más que conocidas, y recordando todos los impresionantes lugares que habíamos descubierto durante dos semanas. Habían sido 3.741 kilómetros de aventura, de emociones, de paisajes infinitos, de Historia e historias, de risas... Un viaje inolvidable.

Recién llegados, y pensando ya el próximo viaje...
(Publicado por Guillermo)